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este es un blog de lectura, dirigido a jovenes; con un lenguaje juvenil, historias y tematicas que nos podrian interesar a los jovenes.

jueves, 10 de marzo de 2011

la esquina de la lectura

este es un blog de lectura, dirigido a jovenes; con un lenguaje juvenil, historias y tematicas que nos podrian interesar a los jovenes. Mi nombre es Miguel Ortega, tengo 20 años, vivo en Barranquilla- Colombia, soy diseñador grafico y estoy estudiando asistente de dioreccion y supervision de script. mi intencion es promover la costumbre de la lectura entre los jovenes, pues creo que esta nos ayuda a desarrollar muchas competencias que nos serviran en toda nuestra vida. se que muchas veces no leemos porque los temas son aburridos, y completamente convencionales, por eso mi propuesta es diferente, pues quiero con esto ayudar a crear un pensamiento diferente en los jovenes, frente a la lectura y frente a muchos otros temas que tratarmos en este blog. mi intencion es publicar constantemente, historias, ensayos, noticias o cualquier otra cosa que se me ocurra y asi poder mantener el blog, ademas si ustedes tienen alguna pregunta o desean que trate algun tema en particular, o tienen algo que quieren que publique, pueden observar mi perfil y me contactan.

un extraño extranjero

Una mañana silenciosa y tranquila de 1932, llego un extranjero al pueblo. Era un hombre de 32 años, alto, de piel pálida y ojos azules. Tenía una rustica y abundante barba, y el cabello un poco mas debajo de los hombros, vestía de blanco, un blanco sucio y opaco, y llevaba enrollada en su cuello una vieja y descosida bufanda azul sucia y desgastada. Era un ser extraño, diferente y algo excéntrico. Algunos pensaron que era un espíritu, o cualquier otro ser, pero que no podría ser humano. Otros murmuraban, que quizá había venido de otro planeta. Muchos lo siguieron absortos, hasta la plaza del pueblo, donde cuando hubo publico suficiente, se subió a una mesa y de repente cambio su apariencia lúgubre y de ultratumba, y con una retumbante y sugestiva voz de trueno, comenzó a relatar diversa historias sobre hombres agonizantes que eran ayudados por sus enemigos, hijos que regresaban arrepentidos a la casa de sus padres y otras más. También hablo de una forma muy pedante, sobre sus cualidades: sostenía que era un individuo muy inteligente, que conocía todos los misterios del universo, todos los conocimientos, que sabía de medicina alternativa, de filosofía, que conocía los secretos de la iglesia, que conocía de leyes, psicología, física, química, bilogía, artes, y miles de ciencias más que aun no eran conocidas por la humanidad. Por último dio a entender a su interesado público, que si lo elegían para gobernar en este pueblo, el los conduciría hacia los excitantes caminos aun no habitados de la experiencia humana. Unos soltaron las carcajadas. Otros creyeron.
Los días que siguieron, el extraño hombre realizo exposiciones de sus diversos y amplios conocimientos, y con ayuda de una y otra artimaña, hizo creer que hasta tenia poderes sobrenaturales; realizo muchas cosas, que los habitantes ignorantes del pueblo consideraron como milagros.
Ya en dos semanas, tenia al 70% de los habitantes detrás de él; y contaba además con doce asistentes que cuidaban del, y compartían los conocimientos y secretos de aquel farsante.
¡Era una farsa! Por lo menos sus supuestos milagros, y muchos de su dizque conocimientos eran inventados. Lo que si era, era un ser recursivo, ingenioso, sugestivo y parlanchín. Había nacido en una humilde finca, junto a las vacas y los burros, su padre era albañil y su madre, había tenido relaciones extramatrimoniales, quedado embarazada y convencido a su marido que el bebe, sin duda, era de él.
Su farsa le ayudaba a vivir cómodamente, sin tener que trabajar, la gente le hacía muchos regalos y lo invitaban a cenar en sus casas.
A las 3 semanas, todavía no era el alcalde del pueblo, como él deseaba, pero ahora más que nunca estaba seguro de que pronto lo seria.
Un día casi todo el pueblo se congrego fuera de la alcaldía, exigían que su nuevo alcalde fuera el extravagante extraño. El alcalde de aquel pueblo necesito ayuda del ejército para controlar la gran masa de hombres y mujeres enfurecidos. Uno de los asistentes del extranjero apuñalo a un uniformado.
Iniciaron la búsqueda de aquel extranjero fanfarrón que había sido el cerebro de las manifestaciones y había revolucionado al pueblo. Lo hallaron en la casa de uno de sus asistentes, acabándose de cambiar. Lo arrestaron. Y a las tres horas lo encontraron ensangrentado, se había ensartado un piñal en un costado, había muerto ya. Todo el pueblo lo lloro y asistió al entierro. Pero nadie noto, que aquel cadáver, era tan solo el de uno de sus asistentes, con una barba postiza y las ropas de aquel extranjero.
El verdadero extranjero, ya estaba llegando a su tierra natal, y en el camino iba riéndose de la credulidad y la ignorancia de los hombres.

la ultima cagada de el cascarrabias Roberto

Roberto, un cascarrabias y anciano hombre de 73 años, tenía una semana que no cagaba, sin embargo había comido lo de costumbre y no presentaba otros síntomas, por esto no le prestó mucha atención a esta situación.
Vivía en una pequeña y rustica casa de madera, el techo eran algunas láminas de zinc y estaba reforzado con plásticos. El piso era de barro y solo tenía una sola pieza, donde dormía, cocinaba y cagaba, para bañarse se iba al rio. Aunque tenía 73 años, aun poseía mucha energía, tanto que cuando iba a pescar siempre le ganaba a los joviales y petulantes muchachitos. Medía 181 centímetros, era flaco y costilludo, de piel morena, ombligo protuberante, cabellos semiondulados, no veía por un ojo y su cara poseía un aspecto feroz.
Aquel día, después de venir de su pesca, llego corriendo y casi tumba la puerta de una patada; pues cuando se encontraba en su labor cotidiana, le sorprendieron unas fuertes y atroces ganas de cagar, que soltó la atarraya, salto a la orilla del rio y emprendió una carrera hacia su casita. Mientras corría, sentía como si se le fuera derramando la mierda liquida sobre sus pantalones, y cuando llego a su casa los guindo en la pita que estaba sobre su cama.
Saco una basecilla verde y mal limpiada, de debajo de la cama, se sentó en ella y comenzó a pujar. De su trasero negro y peludo, brotaba mierda como licuada, que poco a poco se fue convirtiendo en una sustancia verde y viscosa, como una especie de moco, materia y bilis combinados. El no lo noto, el solo pujaba, y estaba empapado de sudor.
A continuación, dio a luz un par de mojones flácidos y marrones, malolientes y llenos de pelos, además tenían trocitos de Zaragoza que no habían sido bien digeridos. Tampoco lo noto. Al rato soltó un peo asqueroso.
Lo que si noto, fue algo que nunca en sus 73 años había sentido; era algo solido, grueso y tibio que quería salir de sus intestinos. Era el mojón mas grande y grueso que alguien hubiese cagado antes y después, y quería salir por el pequeño y apretado ano del cascarrabias viejo Roberto.
Tomo aire, apretó todos sus músculos y pujo. Pero solo consiguió asomar entre sus nalgas la puntica de aquel gran trozo de mierda, y sentía un dolor inmenso. Intentaría de nuevo; esta vez tendría éxito. No se detendría por mucho que le doliera.
Tomo mucho mas aire, apretó mucho mas sus músculos y pujo, pujo, mmmm,mmmmm, ahhhh…
Cayó Roberto sobre el suelo y se golpeó la cabeza, el bastardo trozo de mierda quedo en el piso, cubierto de sangre. La salida fue tan violenta que las paredes intestinales de Roberto terminaron reventándose. Lo encontraron al día siguiente, había muerto de un gravísimo golpe en la cabeza, mientras defecaba.
Un vecino salió de la casita y grito ante la multitud que estaba afuera intrigada: “el viejo murió cagando”.

la historia de Rodrigo, y el miserable y torpe Heriberto

Heriberto nunca imagino que aquella noche, en la fiesta de su mejor amigo sería el protagonista de una aventura romántica. Se vistió de una manera casual, nada especial pasaría esa noche, creía él.
Rodrigo, estaba ansioso, sexualmente; no sabía cómo, ni con quien, lo único claro para él, era que esa noche encontraría a alguien con quien disfrutar una desenfrenada noche de sexo.
La fiesta era en una antigua y hermosa casa colonial, donde vivía Luis el mejor y único amigo de Heriberto. Todo estaba a oscuras, en la casa, solo se interrumpía esta oscuridad por el destello constante de un flash y las luces de colores de la esfera que giraba en lo alto y centro de la sala. Había suficiente licor, música e invitados. El ambiente era propicio para las más lujuriosas y excitantes situaciones.
Heriberto se miro rápidamente en el espejo, introdujo en su cartera varios billetes, se peino y salió por el taxi que lo esperaba afuera de su casa.
Rodrigo, se observo detalladamente en el espejo, por unos 40 segundos se detuvo a admirar aquello que él consideraba belleza; luego saco dos preservativos de alguna parte y los guardo en su bolsillo. Salió a la calle a parar un taxi.
Ambos eran jóvenes, altos, de piel blanca y rozagante. Ambos eran solteros. Pero a diferencia de Rodrigo, Heriberto era un hombre bien acomodado, económicamente. Rodrigo alardeaba de tener una mente brillante y desinhibida, y en realidad así era; en la humilde escuelita donde había estudiado toda su vida, siempre ocupo los primeros lugares, tenía muchos amigos, pero más amigas que amigos. Heriberto poseía una capacidad mental promedio, una personalidad introvertida y solo tenía un amigo. Su vida aunque lujosa, era miserable.
Rodrigo fue quien primero llego a la fiesta, observo hacia todos lados, agarro un trago y se sentó en la oscuridad. Nadie noto su presencia.
Media hora después, Heriberto llego, saludo a su amigo Luis y charlaron un rato. Luego, Heriberto noto que una voluptuosa rubia lo observaba fijamente desde el otro lado de la sala. Era una mujer muy hermosa, que vestía de una manera muy sensual. Heriberto no era un don juan, siempre había sido muy torpe con las mujeres. Y por más que deseara con0ocer a esa linda rubia, no era capaz de acercársele.
La mujer se levanto y salió a la terraza a fumar un poco, Heriberto la vio y fingió salir a hacer lo mismo, le pidió un cigarrillo a su amigo y le dijo que ya regresaba, aun cuando Heriberto no fumaba. Allí estaba la despampanante rubia, bajo la luz de la luna, era una diosa, él la miraba detenidamente, hasta que ella voltio, como atraída por su mirada, y Heriberto tuvo que desviar su mirada casi automáticamente y muy apenado. Ella le dijo, con la más suave y femenina voz que él habría de escuchar: “pensé que no querías conocerme”.
Era una voz muy femenina y persuasiva, hasta el extremo que parecía fingida. Por algunas dos horas continuaron hablando, riendo, bebiendo y bailando; para Heriberto todo parecía increíble. Él, el torpe y miserable Heriberto, junto a una carnestolenda rubia de voz seductora.
El parecía ebrio, en cambio la rubia seguía intacta, y mientras más ebrio era más hablador, romántico y desinhibido. Y ahora estaba excitado, si, aquella rubia seductora lo había excitado, estaba sudando frio, no podía parar de desear su cuerpo y casi no podía parar la erección en sus pantalones. Entonces con su recién adquirida personalidad desinhibida, le insinuó tener sexo, y ella acepto.
Si Heriberto hubiese pensado en eso, le hubiera parecido que aquella rubia estaba esperando toda la noche a que él le lanzara tal propuesta, pero no lo pensó, pues toda su atención estaba sobre los definidos senos de aquella rubia.
Subieron a un taxi, rumbo al motel más cercano.
Por su parte, Rodrigo también había conseguido pareja, no sabía su nombre, eso no le importaba al, y además ya estaba acostumbrado a eso. Encarguémonos mejor, de la afortunada historia del miserable y torpe Heriberto:
En el taxi, se besaron apasionadamente y se manosearon tanto, que el taxista no sabía distinguir quién era quien, a traves del retrovisor. Al llegar al motel, Heriberto le dejo al administrador todos los billetes que tenía en su cartera y le dijo: “que no nos molesten hasta mañana”.
Subieron a la alcoba, era cómoda y erótica, con una tenue luz roja, y a través de las paredes se escuchaban los gritos y gemidos de las parejas de las habitaciones continuas. Heriberto se sentó en la cama, mirándola a ella. La rubia mediante unos lentos y sensuales movimientos se fue deshaciendo de sus prendas, una por una. Cuando quedo completamente desnuda, Heriberto la tomo por la cintura, observo todo su rozagante y depilado cuerpo, se quito su ropa y la dejo caer sobre la cama de agua. A continuación la penetro tantas veces como pudo. No usaron protección, en un bolsillo de la ropa de la rubia había un par de condones que bien hubieran servido.
Es la nublada y fría mañana, de un triste día de noviembre, sobre la cama de agua de un renombrado motel de la ciudad, duermen plácidamente dos cuerpos contagiados de sida. Uno, es el miserable y torpe Heriberto, y entrelazado a él, se encuentra Rodrigo. El transexual Rodrigo.

historia de una maldita y solitaria noche

Una maldita y solitaria noche de mayo, a las once de la noche, una mujer casi desnuda lo dejo en la puerta de una casa en uno de los barrios más acaudalados de la ciudad. La mujer lo había parido hace algunas horas, en un asqueroso baño público, que olía a orín y mierda. Estaba nerviosa, y deseaba que su hija naciera pronto, la amaba desde hacía tiempo, y no sabíaqué hacer si su bebe no resultaba una niña. Fue tanta la desilusión al ver que esa criatura,bañada en un líquido sanguinolento o que tenía era un pequeño pipi, que no quiso verlo más y de la impotencia le sumergió la frágil y pequeña cabeza en el agua amierdolada y espesa que casi se desbordaba en el inodoro. Lo hizo de manera brutal e instantánea. ¡Era un maldito niño! Pensaba ¡lo odio! Pero luego reflexiona, que ya no quería pecar más, pues toda su vida se había prostituido por placer y ambición que estaba segura que iría al infierno, pero que lo mejor sería buscar un mejor futuro para la resbalosa, fría y silenciosa criatura que había parido. Así que la saco del agua intestinal y nauseabunda de aquel inodoro, sin verlo, ¡no quería ver a ese maldito niño!, lo seco y envolvió con lo primero que encontró: unos periódicos embadurnados y arrugados con los que los clientes de aquel lugar se habían y restregado el culo, horas antes. Termino de envolverlo con unos harapos que tenía puestos, y le descubrió un poco la nariz ¡para que respirara el maldito! Estaba embargada en sus nervios y en sus pensamientos que se le pasaron muchas cosas por desapercibidos, algunas de ellas demasiado importantes.
Salió y corrió sin rumbo seguro por las solitarias calles y con el misterioso paquete que apestaba a sarna y mierda. Se detuvo cuando llego a uno de los mejores barrios de la ciudad, y pensaba dejarlo en la casa más grande y lujosa que encontrara; pero estaba tan nerviosa e inmersa en sus pensamientos, que lo dejo en la segunda casa que vio, toco el timbre y desapareció.
Tres cuadras más adelantes, dos depravados hombres la detuvieron, con esperanzas de violarla, pero la encontraron tan hedionda, ensangrentada y con un horrible olor a sarna y mierda. Entonces uno de los dos hombres le ensarto un cuchillo en la garganta, por donde broto de ella gran cantidad de sangre, era una sangre oscura y consistente, que solo se detuvo para después salir mezclada con vómito y flema por la segunda boca en su garganta. Antes de morir y con el cuchillo atravesado en la garganta, la mujer pensó que con la acción que acababa de realizar, al darle un mejor futuro a su hijo, dios se apiadaría de ella y le perdonaría toda su ambición, lujuria y terribles arrecheras. Pensó que podría morir tranquila, si su hijo conseguía una feliz y normal vida, solo entonces podría ir al paraíso. Ya su hijo no era un maldito, sino su redentor, o amaba y hasta grito casi agonizando: ¡dios, cuidad a mi bebe! Pero no fue muy legible ya el sonido le salió por el orificio de su garganta.
La casa en donde el paquete de trapos, papel, mierda y bebe estaba, era una casa inmensa, muy bien decorada, con grandes ventanales y de dos pisos. Allí vivían desde hace 9 meses una pareja de ancianos, que deseaban morir prontos, solitarios y cómodos. Sus cuerpos eran encorvados, flácidos, arrugados, su piel marchita y llena de pecas, sus cabellos eran escasos, polvorientos y rústicos; y olían a un extraño olor de queso rancio, en realidad todo en esa casa tenía el mismo olor. Además habían perdido casi el 50% de su audición, por eso nunca se percataron que el timbre había sonado. ¡Eran como dos grandes bolsas de cuero viejo, sobre dos rechinantes mecedoras!
Mientras tanto, entre las solitarias calles apareció una delgada figura, era un drogadicto indigente con una vieja carretilla, con cabellos largos y enmugrecidos; en su vieja carretilla iba introduciendo cualquier cosa que se encontrara, llevaba desperdicios de comida, un radio descompuesto, un perro en descomposición, una rama de árbol seca, cabello de mujer y un oxidado y largo machete. Estaba trabado hasta la coronilla y cantaba una desafinada y arrítmica canción que venía inventando en medio de su traba, alucinaba, divagaba, estaba desorientado, pero feliz.
Cuando paso por la casa de la pareja de ancianos, vio algo increíble, alguien por descuido, había dejado un fabulosos tesoro envuelto en trapos y periódicos; ¡que afortunado era! Pensaba con mucho ánimo, podrían ser diamantes, perlas, lingotes de oro, dólares, fuese lo que sea, debía ser algo maravilloso, hasta mágico. Aquel tesoro estaba custodiado por dos flameantes y feroces dragones, entonces desenvainó su oxidado machete y con mucha osadía le s propino varios machetazos a dos árboles del jardín. Luego corrió hasta su paradisiaco tesoro, lo abrazo y huyo enseguida, no se detuvo a confirmar su contenido, ni siquiera a olfatearlo; si lo hubiese hecho hubiese notado que lo que llevaba en sus brazos era un maravilloso e increíble tesoro de apestosa mierda, sangre, carne y hueso. Llego a su carretilla que ahora era un hermoso carruaje, arrastrado por dos caballos voladores y continúo su quimérico y excitante viaje.
En la esquina se encontró dos demonios malignos que ambicionaban su espectacular y fabuloso tesoro, apestaban a sarna y mierda, y estaban cubiertos de una sangre oscura. Eran los dos hombres que acababan de asesinar a la madre de la criatura, estaban sentados, reflexionando sobre sus actos, cuando de pronto vieron un indigente, sobre una vieja carretilla, que venía gritando: ¡arre, arre!. Era un hombre delgado, que olía también a sarna y mierda, pero mucho más fuerte y combinado con olor de marihuana y la putrefacción de un perro.
Aquel indigente se abalanzo sobre uno de ellos, y le incrustó un machete largo y oxidado en la frente, y cuando se dirigía hacia el otro hombre, le grito: ¡muere demonio! Pero el hombre le metió un cuchillo que ya estaba ensangrentado, en el corazón. Cayeron los dos cadáveres y el hombre sobreviviente escapo del lugar.
A la mañana, la policía encontró tres cadáveres nauseabundos que apestaban a sarna y mierda. Un indigente delgado con un cuchillo en el corazón. Otro sujeto con un oxidado machete en la mitad de su cabeza; pero lo más curioso fue el tercer cadáver: era un recién nacido, sobre un perro en descomposición, dentro de una vieja carretilla llena de basura, él bebe estaba envuelto con todo y placenta, y untado de excrementos. Aun más curioso era que era en realidad un bebe hermafrodita, es decir una criatura con ambos órganos genitales, pero a kilómetros se veía que su parte femenina estaba mucho más desarrollada, de niño solo tenía un minúsculo pipi. ¡Era una niña, con un minúsculo pipi! Los exámenes arrojaron que había muerto la noche anterior, es decir había nacido muerta, y que extrañamente en su estómago y pulmones, había excremento de diferentes personas, como si cuatro personas hubiesen cagado dentro de ella.
Encontraron después otro cadáver, casi desnudo, una mujer que apestaba a lo mismo que los otros cuerpos y que tenía un agujero en su garganta; los exámenes confirmaron que era la mama de la criatura, de la niña. Encontraron no muy lejos de ahí un baño público con sangre de aquella mujer y restos de placenta. Pero nunca pudieron explicar, que fue lo que sucedió realmente.
Lo que acaban de leer, es mi versión de los hechos. Después de haber visto morir a mi compañero y apuñalar a ese loco indigente, corrí a esconderme mientras acababan las investigaciones de la policía. Después solo leí los periódicos y vi los noticieros, y esto es lo que creo yo que sucedió esa maldita y solitaria noche:
La dramática y asquerosa historia de una bruta y desesperada mujer que no pudo notar que su bebe había nacido niña y muerta, que no noto que no lloro al nacer, y que no respiro nunca, solo porque estaba sumida en sus pensamientos y desesperada. Lo único que vio esta bruta, fue un minúsculo pipi. Y yo por mi parte, aún tengo un tenue olor a sarna y mierda.